Las Naciones Unidas y la comunidad internacional definen las mejores prácticas como “contribuciones sobresalientes o iniciativas exitosas” que asisten a mejorar la calidad de vida de las comunidades y a generar condiciones de sostenibilidad en las ciudades y regiones.
En términos generales, las mejores prácticas son acciones que incorporan la concertación y asociación entre actores provinientes de diferentes sectores de la sociedad, la mejora de uno o varios aspectos de las condiciones de vida de la población, la sostenibilidad de los procesos en términos sociales, culturales, económicos y ambientales, y la generación de un impacto tangible y medible en términos cualitativos y cuantitativos.
Son iniciativas exitosas que:
- Tienen un impacto demostrable y tangible en la mejora de la calidad de vida de las personas.
- Son el resultado de una asociación efectiva entre los sectores público, privado y de la sociedad civil.
- Son sostenibles en lo cultural, social, económico y ambiental.
Para qué sirven las Mejores Prácticas
- Como instrumento para mejorar las políticas públicas y el desarrollo de programas de trabajo, enfocándose en lo que efectivamente funciona.
- Para aumentar el grado de conciencia de los responsables de la formulación de políticas y de la comunidad, sobre las posibles soluciones a los problemas de tipo social, económico y ambiental.
- Para compartir y transferir el conocimiento y la experiencia a través del aprendizaje y de un sistema de intercambio.
- Como memoria institucional y para la promoción del aprendizaje a través de otras experiencias.
